Ruta Julio Camba
Te invitamos a descubrir La Vilanova de Julio Camba. Aquí tienes un itinerario de lo más singular a través del que podrás descubrir los rincones de referencia del gran periodista de principios del siglo XX. En sus escritos no faltaron las alusiones a su villa natal, a la que regresaba en busca de refugio. Sigue los pasos de este gran articulista en una ruta que te llevará por una Vilanova llena de contrastes y marcada fundamentalmente por el mar:
Itinerario
El recorrido comienza en el origen de la propia historia de Julio Camba, con una parada en la casa que lo vio nacer. Convertida en Casa-Museo, el inmueble alberga una completa exposición que realiza un repaso a la vida y obra de Julio y Francisco Camba. Está compuesta por paneles informativos, documentación antigua y una muestra de la biblioteca que esta vivienda albergó en su día, con cerca de un centenar de publicaciones.
Localizada en el antiguo barrio de Vilamaior, esta pequeña iglesia de estilo románico tiene dos cuerpos. Aunque Julio Camba fue bautizado en la iglesia parroquial de Santa María de Caleiro, seguramente esta fuese la capilla de referencia en su niñez. Se localiza próxima a su casa y, en aquella época, impartían la liturgia el presbítero don Ángel Nodar y el párroco don Jerónimo García Rosende.
El cronista de Vilanova, Benito Leiro, ganador del premio Julio Camba en 1999, descubre en su artículo Julio Camba, un nudista en Vilanova, la afición que el periodista tenía por practicar el nudismo en las playas de O Terrón, algo de lo más sorprendente para la época. Entre sus anécdotas, destaca una en la que, mientras tomaba el sol, le robaron la ropa. Julio Camba tuvo que regresar acostado en una gamela para que no lo viesen los paseantes y su amigo barquero, Ventura Portas, tuvo que ir corriendo a la casa del practicante Camba -padre del autor- para traer ropa al apurado nudista en retirada.
Esta parada se realiza de modo simbólico, ya que representa el momento en que Julio Camba intercedió ante las autoridades de la época, a petición de su amigo Pastor Pombo, para evitar que Vilagarcía de Arousa absorbiese a Vilanova, como ya había hecho con anterioridad con Vilaxoán y Carril. Gracias a su labor, logró que el Ayuntamiento permaneciese independiente.
Continuando el itinerario, conocerás el paseo de O Cabo, por donde Julio Camba y Pastor Pombo salían a ver las obras del puerto y contemplaban la Ría de Arousa. En su libro, Playas, Ciudades y Montañas, Camba describe la Ría de Arousa como “una maravilla”. En el actual Paseo de O Cabo podrás encontrar una escultura en honor al considerado el primer corresponsal en el extranjero de España.
En la calle del Cabo se encontraba (en los años 50’s) el hoy desaparecido Casino, que era el escenario de la tertulia vilanovesa. Aquí Julio Camba se encontraba con influyentes salazoneros de la época como Ricardo Llauger, Juan Pérez Lafuente, Ricardo González o Francisco Lafuente (este también fuera compañero de correrías infantiles de don Ramón María del Valle-Inclán). El diplomático Pepe Che Rivero, Francisco el Sastre y Ventura Portas, así como Juanito Pacheco, conserje del Casino en los años 40’, también formaban parte del grupo de tertulianos. Allí se pasaban las horas de ocio jugando a las cartas y discutiendo sobre temas de actualidad, como la II Guerra Mundial.
Uno de los grandes amigos de Camba fue el boticario Pepe Roig, que preparaba unas exquisitas sardinadas. Una habilidad que reflejó en su libro La Casa de Lúculo. En el solar de la antigua rebotica se encuentra actualmente una farmacia.
Inaugurado en el año 2008, con motivo de la decimocuarta edición de la Fiesta del Mejillon y el Berberecho, es una obra del escultor Lucas Míguez, que representa al autor vilanovés, mirando a su querido mar.
El recorrido por los lugares más queridos de Julio Camba finaliza en la que fue la casa de uno de sus mejores amigos. Pastor Pombo fue maestro de la villa y posiblemente también de ambos hermanos. Muy próxima a la Casa del Cuadrante, esta antigua casa de piedra fue muy frecuentada por Julio Camba a principios del siglo XX.
Las hijas del maestro (Carmela y Lourdes) recordaban con emoción las vivencias que compartieron con un hombre “sencillo y cariñoso”, un dandi sibarita que vestía elegante. Ambas señalaban que Camba siempre les traía algún detalle de los países que visitaba, sobre los que les contaba también historias, que después se verían reflejadas en sus escritos.